viernes, 11 de marzo de 2011

Origen de algunas expresiones


Muchas veces al hablar usamos expresiones ya hechas, pero no nos paramos a pensar de dónde vienen, o por qué se usan en ese contexto. Bien, pues aquí os dejo alguna, y explico su origen:

- ¡A buenas horas, mangas verdes!
Esta expresión se usa para lamentar la tardanza en la ayuda, especialmente cuando ésta ya es inútil o innecesaria. Pues bien, tiene su origen en el siglo XV. La Edad Media contaba con un tribunal, llamado la Santa Hermandad, cuya función consistía en juzgar y castigar los delitos cometidos a cielo abierto, fuera de los pueblos y ciudades. La reina Isabel I regularizó y ordenó esta institución en 1476, y puso al frente del tribunal al Duque de Villahermosa, a cargo de más de dos mil soldados. El uniforme de estos militares constaba de un chaleco de piel hasta la cintura y con unos faldones que no pasaban de la cadera. El chaleco no tenía mangas y, por tanto, dejaba al descubierto las de la camisa, que eran verdes. Se afirma que esta especie de policía rural fue muy eficaz en sus primeras épocas y que, posteriormente, cedió en disciplina y eficacia. Por esta razón, se supone, el pueblo acuñó la expresión, como símbolo de inoperancia, tardanza e inutilidad. Los crímenes quedaban impunes o los propios ciudadanos le ponían remedio, por lo tanto su labor ya era innecesaria.

- Tumbarse a la bartola.
Esta expresión se usa cuando nos referimos a alguien que holgazanea, se despreocupa, descuida o abandona el trabajo y no muestra interés por él. Su origen viene dado por la festividad de San Bartolomé, que se celebra el 24 de agosto, al final de la cosecha. Este hecho propiciaba que muchos pueblos de España tomaran a San Bartolomé como un santo propio para la fiesta, el jolgorio y el descanso tras las labores propias de la recolección. Tanto es así que durante el siglo XV y XVI, San Bartolomé era uno de los santos más populares y en cuyo honor se celebraban más fiestas. Tumbarse a la bartola significaría “cesar en el trabajo, como si hubiera llegado San Bartolomé”.

- Creer a pies juntillas
Se utiliza este dicho popular para indicar que una persona cree en alguien o en algo de manera absoluta, sin necesidad de verificar la realidad de su existencia.
La expresión tiene su origen en un juego infantil que consiste en saltar, con los pies juntos y con los ojos cerrados o vendados, de un cuadro que está pintado en el suelo a otro, siguiendo las indicaciones que aporta un compañero que está contemplando la jugada y al que hay que creer a ciegas para no incurrir en el error de saltar fuera del cuadro.



La más curiosa la he dejado para el final. Disculpadme por la palabra, pero ¿quién no la ha usado nunca? Y seguro que poca gente sabe de dónde procede. Bien, se trata de “gilipollas” (repito, perdón). La usamos para expresar, de forma peyorativa, que una persona es tonta o lerda.
Su origen tiene la siguiente explicación: se dice que en Madrid hay una calle llamada "Gil Imon", dedicada al que fue alcalde de la capital en tiempos de Felipe III (aclaro que a las damitas de entonces se les aplicaba el apelativo de "pollas"). Este señor tenía dos hijas (en edad de merecer, y según se dice poco agraciadas y un pelín tontuelas) y, después de cumplir sus deberes como alcalde, se sentía obligado a responsabilizarse de sus deberes familiares. El caso es que se hacía acompañar por ellas a todos aquellos sitios a los que, invitado como primera autoridad municipal, tenía que acudir. Mientras él departía animadamente con los próceres de la actualidad, sus pollitas iban a ocupar algún asiento que vieran desocupado, a esperar a que algún hombre se les acercase, cosa que nunca ocurría.

Cuando se daba un acontecimiento al que D. Gil asistiera, la gente preguntaba "¿Ha llegado ya D. Gil?", y alguien contestaba "Sí, ya ha llegado y, como siempre, viene acompañado de sus pollas".
La situación, una y otra vez repetida, dio lugar a que la gente asociara mentalmente la tontuelidad (dada la tontuelidad de las hijas también) con "D. Gil y sus pollas", que originó en adelante la palabra gil-y-pollas, extendiéndose más tarde por el resto de España.

Esas son las expresiones (y la palabra) que os dejo. ¿Conocíais su origen? ¿Sabéis de alguna más?


No hay comentarios:

Publicar un comentario