lunes, 20 de enero de 2014

Internet saca lo mejor del idioma

-Los malos textos se ven más porque aflora escritura que antes permanecía en privado.
-La ortografía es una carta de presentación.


    En los foros de discusión de Internet hay un dicho: “Si te quedas sin argumentos, métete con su ortografía”. Aunque es en realidad una burla hacia quienes no son capaces de razonar contra el fondo de una polémica y solo pueden arremeter contra la forma, en esta frase también subyace otra realidad: las redes sociales han convertido a la expresión escrita en la primera carta de presentación de una persona; la buena ortografía, al pasar del ámbito privado al público, es un rasgo de prestigio social y de credibilidad.
    El empresario de Internet Charles Ducombe hizo un análisis de una web en el que descubrió que con una mala ortografía las ventas podían caer hasta un 50%. “Es porque, cuando se vende o se comunica en Internet, el 99% del tiempo se usa la palabra escrita”, según declaró a la BBC. Uno de los factores que evalúa a la hora de contratar personal para sus páginas web es la buena ortografía, que redundará en la credibilidad del sitio.
    Y como las empresas, las personas a través de Facebook, Twitter o los foros también tienen en la escritura a una importante y cada vez más potente fuente de comunicación que hace que la buena ortografía sea crucial para ganar respeto en una comunidad virtual.
    “En este proceso en el que la escritura se convierte en pública, adquiere un valor diferenciador. Si leemos una opinión bien escrita, otra mal escrita y en ningún caso conocemos al autor, lo normal es hacerle más caso a la primera. Mucha gente es consciente de esto y hace el esfuerzo en mejorar”, explica Álvaro Peláez, de la Fundación del Español Urgente(Fundéu). Entre otras labores en esta institución, se encarga de llevar la cuenta de Twitter, que puso en marcha hace poco más de un año. Hoy tiene más de 75.000 seguidores y una frenética actividad en la que contesta hasta medio centenar de dudas diarias sobre el lenguaje.
    Sería ingenuo pensar que Internet es una isla de buena escritura. No hace falta más que navegar durante unos minutos para encontrar verdaderas agresiones al idioma. En la Red se acuñó hace años el apelativo hoygan para denominar a aquellos que irrumpían en foros con una ortografía lamentable al tiempo que una considerable escasez de modales. El palabro viene de la frecuencia en la que se leían frases como: “Hoygan [en lugar de oigan], necesito alluda urjente con un problema en mi ordenador”.
    Escribir mal entre los chavales es parte del juego de inclusión, es cosa de adolescentes que están por Tuenti y Facebook”. Esa misma capacidad de adaptación la ve en Menéame, cuyos usuarios son exigentes con la ortografía: “Hay algunos que me han confesado que han tenido que empezar a escribir mejor para ganarse el respeto de la comunidad, que es severa a ese respecto desde que nació en un grupo de correos de gente universitaria que le daba bastante importancia. Pero Internet es neutral, cada uno se expresa bien o mal en función de cómo sepa hacerlo y de los modelos que siga. Si estás en un grupo abierto en el que prima la corrección, tenderás a imitarlo; si es cerrado y la costumbre es escribir mal, lo normal es hacer lo mismo”, explica Galli, quien cree que, pese a todo, en la Red ha aflorado una realidad: “Hay mucha gente que escribe mal”.
    Galli pone un ejemplo que le sorprendió: la periodista Ana Pastor, directora de Los desayunos de TVE. “Se enmendó, pero cuando empezó en Twitter escribía fatal y yo me preguntaba cómo una comunicadora con miles de seguidores hacía eso”.El caso de Pastor fue el de adaptación al medio. Ella misma cuenta que cuando llegó a la red social de los mensajes breves escribía igual que en los SMS. “Tenía la manía de acortar con la letra ka, y en Internet hacía lo mismo. Unos cuantos me dieron caña, pero lo que realmente me hizo cambiar fue que unos usuarios ciegos me dijeron que en sus lectores no se entendían bien las palabras escritas con las kas. Desde entonces decidí cambiar, aunque alguna vez se me escape alguna. Me parece bien que la gente sea exigente con los periodistas. Cuando escribo mis cosas lo hago como me parece, pero en una red social entiendo que hay que esforzarse”, cuenta.
    Twitter, con su inmediatez y sus características peculiares, es uno de los fenómenos que está condicionando el lenguaje en la Red. La longitud de los mensajes que se pueden enviar, de 140 caracteres, está dando pie a acortar palabras, pero también a buscar las precisas, a ser ingenioso y evitar la verbosidad excesiva.
    Al fin y al cabo, Internet no es más que una nueva tecnología en la que la escritura cambia como lo ha hecho a lo largo de la historia: piedra, papiro, imprenta y, ahora, bits. Los apocalípticos siempre han fallado hasta el momento.
   Darío Villanueva recuerda que uno de los primeros agoreros fue Sócrates, que en un texto de Platón aseguraba que la escritura alfabética era “un mal absoluto”. “También McLuhan cuando publica Galaxia Gutenberg vaticinaba el fin del libro”, añade. Ni la escritura trajo males ni, de momento, ha llegado el fin del libro ni Internet se está cargando la escritura pese a las barbaridades que se ven en ocasiones en la pantalla del ordenador. Todo es más simple que eso. O más difícil: como dijo en una entrevista García Márquez, “lo primero para escribir bien en Internet es escribir bien”.
Fuente : El País 

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