Por ello, quiero ensañaros un texto que he sacado de un libro que leí hace poco: cuentos para regalar a personas originales. En este relato se expone el testamento de un hombre que no puso ni comas ni puntos ni signos de interrogación y dice así:
Dejo mis bienes a mi sobrino Juan no a mi hermano Luis tampoco jamás pagar la cuenta al sastre nunca de ningún modo a los jesuitas todo lo dicho es mi deseo
Magnánimo Simplón.
Al leer esto, los familiares del difunto comenzaron a redactar distintas versiones del testamento:
1- Dejo mis bienes a mi sobrino Juan, no a mi hermano Luis.Tampoco jamás pagar la cuenta al sastre.Nunca, de ningún modo para los jesuitas.Todo lo dicho es mi deseo.
2-¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan?No.¿A mi hermano Luis? Tampoco, jamás.Pagar la cuenta al sastre.Nunca, de ningún modo, para los jesuitas.Todo lo dicho es mi deseo.
3- ¿Dejo mis bienes a mi sobrino juan?No.¿A mi hermano Luis? Tampoco, jamás. ¿Pagar la cuenta al sastre?Nunca, de ningún modo.Para los jesuitas todo.Lo dicho es mi deseo
Y así numerosas interpretaciones que solamente favorecían a unos y a otros.Por eso, mi intención era transmitiros que cualquier detalle puede tener enorme importancia, especialmente cuando se hacen escritos que otros deben interpretar.
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